Nos referimos con «CACHARRISMOS» a experimentos científicos realizados con materiales muy sencillos, domésticos.

El interés de los experimentos con materiales muy sencillos va más allá del hecho obvio de que se puedan realizar a muy bajo coste y sin instalaciones especiales. Este tipo de experimentos y demostraciones enfatizan el hecho de que la ciencia explica el mundo cotidiano. Así, ayudan a eliminar el error de concepto de que es algo que solo funciona en laboratorios, en entornos especializados o en la alta tecnología.

Ese mismo intento de hacer la ciencia más cotidiana es el que lleva a denominaciones muy coloquiales de estos experimentos: “juguetes de la basura” (toys from trash de Arvind Gupta), “experimentos tabernarios” (del proyecto ciencia en el bar) o “cacharrismo”, como empezó a llamarlo Javier Fenrández Panadero (link 1 y link 2), insigne cacharrista, que nos ha permitido usar este término en nuestro proyecto.

Aunque se use una palabra coloquial para describirlos y sean experimentos con materiales cotidianos, no dejan de ser experimentos y demostraciones científicos que permiten explicaciones rigurosas y profundas de los fenómenos ejemplifican. Lo único es que se pierde respecto de laboratorios más sofisticados es la capacidad de realizar medidas cuantitativas, para eso sí se requieren materiales bien caracterizados, reactivos de purezas conocidas y equipos de medida calibrados. Pero para muchas finalidades docentes, el cacharrismo resulta muy interesante.